Reseña: El psicoanalista

¡Hola a todos! Hoy les traigo la reseña de un libro algo antiguo pero que es bastante bueno a mi parecer. El libro del que estoy hablando se llama <<El psicoanalista>> escrito por John Katzenbach. Varios dicen que Katzenbach es el maestro del thriller psicológico actual, a mi parecer es una exageración pero Katzenbach es bastante bueno escribiendo, logra escribir una trama que no es lineal, yo al leer sus libros jamás me pude haber imaginado el final por los cambios del personaje y los antagonistas.

En esta historia se nos presenta al pobre psicoanalista Frederick Starks en su cumpleaños 53 sentado en su diván escuchando a la gente quejarse de sus madres, vecinos, esposas y cualquier cosa que exteriorice el odio hacia sí mismo. De hecho, su cumpleaños llega a tiempo para tomarse unas vacaciones de un mes y retirarse a su cabaña en Cape Cod.

Al final del día llega un sobre con dos cartas que es entregada de forma fugaz, tocan el timbre, se meten en la sala de espera para dejar el sobre y simplemente se van.
Ese sobre contiene un regalo de cumpleaños no común, algo que nadie gustaría recibir, una misiva de muerte. La carta empieza de este modo: "Feliz 53° cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte."
Al doctor le llegan bastantes cartas amenazadoras, el hecho de tomarse la molestia de leerla y creerse las amenazas era simplemente ridículo. Pero esta tiene un aire... distinto, simplemente no son las palabras de un loco con resentimiento vacío, sino el odio de una persona que no va a descansar hasta ver al doctor muerto, pero la carta revela que quieren que se suicide, la antítesis de toda su carrera y el mayor problema para los psicólogos y psicoanalistas.
La carta revela que Rumplestiltskin, el autor de la misiva amenazadora, sabe mucho de la vida del doctor Ricky, es lógico, al final de cuentas su vida y su trabajo se basa en la rutina; diario sale a comer al mismo lugar siguiendo el mismo camino una y otra vez, además de que va a pasear al mismo parque que está a un par de cuadras. La carta revela un punto importante, todo es un juego diseñado únicamente para divertir al escritor de la carta, y como todo juego tiene sus reglas y su modo de ganar. La única forma de ganar el juego macabro, la tortura mortuoria es revelar la identidad de Rumplestiltskin.

Al darse cuenta de que la amenaza de la carta es real, de que Rumplestiltskin está decidido de arruinar su vida el pobre doctor empieza una larga carrera para descubrir su identidad y detener la sombra que se avecina sobre él pero no es fácil, ya que van a haber más personajes que se lo van a dificultar a Ricky desmoronando su vida lentamente haciendo que, en un momento, el doctor se suicide... Pero ahí no acaba la historia.

Este libro me encantó ya que desde la mitad de la historia todo se vuelve impredecible, el final es bastante distinto a lo que yo creía en un inicio e inclusive llegué a pensar que a la mitad del libro se acababa la historia.
Katzenbach ha logrado cautivar mi lado racional, mi sentido de la lógica mediante este juego psicológico de dos partes contrariadas que son antagónicas la una a la otra; en cuanto a los personajes tienen un realismo intelectual y un realismo emocional bastante increíble, me han parecido bastante mejor elaborados con menos incongruencias que en otros libros que he leído.
En la historia todas y cada una de las incidencias con las cuales se encuentra el doctor Starks tienen una importancia en la trama, simplemente no hay páginas que sirvan para rellenar el libro y esto me encantó bastante. Yo lo veo como un reloj, todos los engranes se mueven en conjunto de otros engranes para crear esta obra maravillosa, no hay elemento que sobre ni por asomo.

Si ustedes son la clase de personas que siempre están atentas a los pequeños detalles de las historias, les gusta pensar y romperse la cabeza para visualizar el procedimiento de un resultado asombroso e increíble les recomiendo bastante que lean este libro; además se llevarán una enorme sorpresa con el final grandilocuente que se le ocurrió a Katzenbach.