Un buen libro, el típico thriller de Katzenbach exceptuando que el protagonista no sufre ningún riesgo directo que ayude a la trama, bastante sorprendente viniendo de este autor.
La vida de un redactor de periódico es bastante agitada, pero a su vez, es bastante simple. No cuenta con riesgos físicos, jamás te fracturarás un codo en la oficina, tal vez el reportero esté constantemente en peligro, pero esa es una sección aparte; y si te despiden cuentas con una indemnización y la posibilidad de buscar un nuevo empleo, bastante acomodada la vida como redactor si sabes escribir bien.
Pero el periodista Matthew Cowart recibió una carta de un preso condenado a muerte rogándole su ayuda, requiriendo este convicto una noticia exclusiva demostrando su inocencia en el supuesto homicidio de una niña de 10 años, el convicto es de altos estándares y exquisitos modales, tan refinados como para ser considerado un criminal.
Desde este momento, el cartero condenó indirectamente al pobre señor Matthew Cowart, supongo que será su enemigo, ya que el asesinato de esa niña esconde una larga serie de homicidios y raptos de angelicales niños menores de 15 años por todo el país, y la firma aparente procede del convicto que fue liberado gracias a Cowart. Para redimir su acto casi inexorable tendrá que trabajar con la policía de dos condados, con el peor asesino en serie de esa prisión, el señor Sullivan, y con suerte, los registros periodísticos para desenmarañar el enorme misterio que concierne a estos dos asesinos y a Florida.
Este libro es bastante enredado en la trama y el argumento guarda cierto parecido con el objetivo de mi reseña anterior, El Juego de las Horas, en el simple hecho de que es tan maravillosa la forma de escritura que te incentiva a aventurar en el desconocido campo de las conjeturas, un territorio donde hasta la menta más lógica puede fallar (Perdón, tenía que hacerlo ^^).
Algo importante a destacar es el hecho de que en este libro el protagonista no sufre ningún peligro directo que lo exhorte a desarrollar la trama, sino un espíritu altruista por un convicto, eso en primer lugar nos pone en ambiente para disfrutar más el libro, viendo que el objetivo final de los protagonistas es procurar la justicia, con la mentalidad de que el fin justifica los medios. Esta novela tiene el poder de hacerte reír de lo imbécil que sonó la hipótesis que leíste hace 20 páginas con una convicción que pudo haber movido montañas.
Este libro me gustó bastante, los personajes son enteramente muy sólidos, bastante rudos, con muy pocos escrúpulos, detallados con poca convicción en algunas partes a mi gusto, pero mantienen la prepotencia de los autoritarios en casi toda la trama. El único problema que le veo a este libro es su final, es simple, bastante simple; contiene un final tan simple que me enojé contra el libro, el autor y los dos personajes que participaron en ese final por ser tan falsos y tan rudos en ese momento.
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